lunes, 10 de marzo de 2014

Segunda Tarea - Parte II

Esa era una mañana como otra cualquiera. El director del colegio Salesianos de Atocha abrió las puertas como siempre y saludó a la recepcionista, que ya estaba esperando. Después de repasar algunos asuntos, se fue a su despacho a tomarse otro café y hacer algo de papeleo. Una hora más tarde, comenzó a oír jaleo.

-   Aún no es la hora de entrar… ¿Quién está formando ese ruido?

Mientras salía de su despacho para averiguar qué pasaba, el profesor de Educación Física apareció corriendo, se chocó con él y ambos cayeron al suelo.

  -  ¿Pero se puede saber qué pasa? – preguntó el director mientras se levantaban.

-  ¡Es horrible, señor! ¡Todos los balones, colchonetas y materiales de mi clase no están! – exclamó el profesor.

De pronto vieron aparecer a las profesoras de Infantil corriendo por el pasillo:

 -  ¡Señor, señor! ¡Todos los juegos y juguetes del colegio han desaparecido! – gritó una de ellas.

  -  Y en Primaria están igual, todos los profesores están buscando los juguetes que los niños dejan aquí para el recreo. – dijo otro profesor - Las peonzas, los balones de fútbol, los cromos… ¡Todo ha desaparecido!

-  Bien, esto ha tenido que ser un graciosillo que ha escondido todo en alguna parte. – concluyó el director – Tenemos que distribuirnos por el colegio y encontrarlo. No puede ser tan difícil.

Sólo quedaba media hora para que los niños empezaran a entrar en el colegio y todos los profesores empezaron a buscar como locos en cada uno de los rincones del colegio. En el patio, varios de ellos recorrían los campos de fútbol y baloncesto. De pronto, un profesor grito: 

- ¡AQUÍ! ¡MIRAD!

Todos se reunieron alrededor de una de las canastas de la cancha color marrón mientras el director examinaba la nota que había pegada a ella. La despegó y comenzó a leerla en silencio.

 -  ¿Qué dice? ¿Qué pasa? ¿Dónde están los juegos? – todos los profesores empezaron a cuchichear y no tardaron poco en pedir al director que la leyera en alto.

 -   Está bien, está bien. La nota dice así:

Sólo los niños que son lo suficientemente inteligentes deben tener juguetes. Quienes no lo son, no deberían poder jugar. Yo soy el Dr. Heinz Doofenshmirtz y he decidido que los niños de este colegio no se merecen todos los juegos que tienen. ¡Deben estudiar más!

Sin embargo, en el caso de que quisieran intentar probar lo contrario, los juguetes los esconderé detrás de un cuadro concreto en un museo de Madrid. A continuación dejo los pasos que se deben seguir para llegar allí. SÓLO DOS NIÑOS del colegio deberán seguir el trayecto y descifrar las claves. Si algún adulto les ayudara, los juguetes desaparecerían para siempre…”

 - 
¿Sólo pueden descifrar las claves dos niños del colegio? ¡Es imposible! ¡Son demasiado pequeños! – exclamó extrañada una profesora de Infantil.

Pues aquí dice que si les ayudamos hará desaparecer todos los juegos… Es demasiado importante como para arriesgarnos, seguro que este señor malvado nos está vigilando… - dijo el director.

Todos empezaron a pensar qué hacer para conseguir devolver los juegos a todos los niños del colegio. De pronto, cuando sólo faltaban 5 minutos para empezar las clases, una profesora de Primaria dio en el clavo:

- No os preocupéis, yo sé de dos niños que podrán hacerlo. Son muy inteligentes. Descifrarán todas las claves, harán el recorrido y salvarán los juguetes del colegio.

 -  ¿Quiénes son?
-          
                  - Mateusz, de 5ºA y Manuel, de 6ºB. Seguro que ellos podrán hacerlo.

Las clases comenzaron. Mientras todos los niños comenzaban la mañana más aburrida que había habido en la historia de un colegio, el director llamó a Mateusz y Manuel a su despacho.


            - Chicos, sólo vosotros podéis conseguir que los juguetes vuelvan al colegio. Sois nuestra única esperanza. Debéis seguir los pasos de la nota de uno en uno. No os podemos ayudar, pero estoy seguro de que vosotros resolveréis el enigma. Aquí os dejo la nota, tened muchísimo cuidado. (Las notas entre paréntesis os dirá dónde buscar cada cosa en el ordenador).